"LA ALEMANIA DE HITLER A TRAVÉS DE LA PRENSA MUNDIAL" (PRÓLOGO)
"Hitler
y el Nacional-Socialismo fueron vencidos en 1945. Pero apenas finalizó
la contienda bélica más pavorosa y sangrienta que recuerda la humanidad,
en todos los países democráticos surgieron movimientos
Nacional-Socialistas y lo más singular es que el fenómeno se registró
sobre todo en las naciones vencedoras, donde algunos de ellos
fueron fundados por héroes de la guerra, como Lincoln Rockwell en
Estados Unidos. En cambio ni allí, ni en parte alguna, los partidos
despiertan el menor entusiasmo popular y cuando no exite obligatoriedad
de voto, se observa un elevado ausentismo, clara evidencia de la falta
de identificación del pueblo con el sistema. Las tumbas de Roosevelt,
Churchill y De Gaulle permanencen olvidadas, salvo en los actos
oficiales. Huelga comentar lo que acaece en los Estados comunistas. No
sucede lo mismo, por cierto, en la Alemania colonial de hoy:
inmediatamente después del asesinato que coronó el largo martirio de
Rudolf Hess, el gobierno títere de Bonn hizo demoler la antigua
fortaleza de Spandau, por temor a que se conviertiera en un santuario nacional.
No obstante las persecuciones y dificultades de todo tipo que afrontan sus editores, la literatura Nacional-Socialista se vende cada vez más en todo el orbe,
en especial entre la juventud. Los discos y casettes con los discursos
de Hitler y las marchas Nacional-Socialistas circulan por doquier. Y
es usual que muchos jóvenes de distintas nacionalidades -y hasta de
razas no arias- ostenten orgullosos los símbolos hitlerianos. Las
fotografías del Führer derrotado se ven hasta en el último rincón de la
tierra. Y casi no queda pared donde no brille la esvástica de la esperanza.
Todo esto ocurre a pesar de una campaña internacional de mentiras y desinformación nunca vista antes. Películas,
libros, revistas, diarios, programas radiales y televisivos,
espectáculos teatrales, conferencias y cualquier medio de expresión han
sido empleados para hacer creer que el régimen Nacional-Socialista fue
el más tiránico y criminal que jamás haya existido. Y que Adolf
Hitler es el monstruo más grande de la historia humana. Si bien la
mayor parte de la población mundial de nuestro tiempo ha sido engañada,
en proporción a los recursos utilizados, tal falaz propaganda de
atrocidades no ha dado los resultados previsibles, puesto que de las
cientos de miles de personas que adhieren con fervor a la Idea de
Hitler, no pocas se hicieron Nacional-Socialistas debido a esa
propaganda. No sólo por descubrir su falsedad absoluta y su metodología
infame, sino por el simple hecho de ver un desfile de los increíblemente
disciplinados batallones de las SS o S.A. O al contemplar al Führer
pronunciando una de sus magnéticas alocuciones, aunque muchas veces
ignorábase el significado por no aparecer, deliberadamente, la
traducción.
Día a día aumenta el número de fanáticos seguidores de Adolf Hitler, pero el hecho que provoca todavía mayor impresión es que ellos sienten hacia el Führer vencido un extraordinario amor.
Ayer como hoy existe en las filas pardas un sentimiento de veneración
hacia aquél, que no ha logrado generar ningún otro hombre en la historia
universal.
Se
advierte, entonces, que Hitler es el auténtico vencedor de la última
guerra. Que su derrota ha sido únicamente el triunfo, momentáneo, de las
fuerzas criminales de la subhumanidad. Su figura se yergue,
luminosa, personificando la victoria de un Ideal heroico y superior, de
la Fe sobre el materialismo, del Honor sobre la deslealtad, de la
Justicia sobre la explotación, de la Sangre sobre el oro.
La
obra de esclarecimiento es un mérito imperecedero de los editores,
doctrinarios e historiógrafos, así como de las organizaciones
nacionalsocialistas, que ha costado a muchos la cárcel y a otros la
muerte a manos de los gansters a sueldo del judaísmo y de sus agentes
democráticos y marxistas.
Sin
embargo, se han publicado innumerables escritos doctrinarios y trabajos
de revisión histórica que demolieron el edificio de mentiras construido
por el enemigo, particularmente el supuesto holocausto de 6.000.000 de
judíos.
Ahora
el mundo comienza a darse cuenta que el holocausto lo ha sufrido el
pueblo alemán, cuya derrota ha sido la derrota de la humanidad no-judía.
Que millones de trabajadores del intelecto y del brazo perecieron en la
guerra revistando en las fuerzas aliadas, en beneficio de los parásitos
judíos, cómodamente instalados en sus mullidos sillones de los
directorios bancarios y de las centrales de los partidos comunistas y
democráticos.
Entre
los luchadores por la verdad se halla desde hace varios años Walter
Romero, director y editor de la revista Historia NR El texto que ahora
presenta al lector, La Alemania de Hitler a través de la prensa mundial,
es un valioso aporte para el conocimiento de la mayor epopeya
revolucionaria de todas las épocas. Su originalidad estriba en que reune
las noticias y comentarios que sobre ella publicaron, mientras los
acontecimientos se sucedían, "La Prensa" y "La Nación", los diarios más importantes de Argentina de aquella época. No
obstante de tratarse de órganos demoliberales y filosemitas,
transmitían informaciones de público dominio, que no podían ser negadas,
de ahí que este libro constituye una inapreciable cronología de la gran
Revolución Nacional-Socialista que transformó por completo y a
ritmo vertiginoso, la vieja y esclavizada Alemania de Weimar. Y
contribuye a explicar las causas de la guerra impuesta por el judaísmo
internacional.
Hasta
el Nacional-Socialista mejor ilustrado ha de sorprenderse gratamente
con los datos que hallará en este primer tomo de la obra de gran aliento
que ha emprendido Romero y que ha de abarcar hasta el último minuto de
la existencia de la Alemania hitleriana. Quien desconozca a ésta quedará asombrado con su lectura,
descubriendo que el sistema Nacional-Socialista no era una prisión sino
una comunidad fraterna, basada en la justicia y el honor social, donde
imperaba la genuina libertad y el patriotismo había dejado de ser
patrimonio de un minúsculo sector para convertirse en un formidable
sentimiento colectivo, sustentado en la idea genuinamente socialista de
la Patria como madre y protectora del pueblo. Que se trataba de una
sociedad donde la única nobleza la constituía la nobleza del trabajo, a
diferencia de la democracia burguesa o del capitalismo estatal
soviético, en los cuales una minoría de zánganos vive a costa del
esfuerzo ajeno.
Comprenderá
que la fuerza del Tercer Reich residía en su revolucionario concepto de
la justicia social y no en la extraordinaria calidad de sus ejércitos. Y
que el amor al Führer no se impuso por decreto, sino que fue la
respuesta espontánea de un pueblo agradecido a su libertador y padre.
Frente a este mundo decadente y antinatural, hundido en el fango del
hedonismo y pervertido por aberraciones de diverso signo, en el cual
millones mueren de hambre en medio de la irritante opulencia y
despilfarro de unos pocos, donde en nombre del pacifismo y de la
libertad se siguen masacrando a pueblos enteros para preservar la
hegemonía parasitaria y tiránica de Judá y sus lacayos, este libro
muestra, una vez más, que únicamente podremos salvarnos recorriendo el
sendero de Hitler. Porque Adolf Hitler no es el pasado: es el Porvenir.
Su emblema, la sagrada cruz aria -que simboliza la vida renaciente-, nos
conducirá hacia él."
Federico Rivanera Carlés; del libro "La Alemania de Hitler a través de la Prensa Mundial" de Walter Romero.