Esparta fue
la primera reacción masiva contra la inevitable decadencia traída por la
comodidad de la civilización, y como tal, hay mucho que aprender de
ella en esta época de degradación biológica y moral inducida por la
sociedad tecnológica. Los espartanos supieron adelantarse
milimétricamente a todos los vicios producidos por la civilización, y
haciéndolo, se colocaron en lo alto de la pirámide del poder. Todas las
actuales tradiciones militares de élite son en cierto modo herederas de
lo que se llevó al cabo en Esparta, y ello nos señala la pervivencia de
la misión espartana.
He
recabado datos de diversas fuentes, dando prioridad a las clásicas. El
historiador y sacerdote de Apolo en el santuario de Delfos, Plutarco (46
EC-125 EC), en sus obras "Antiguas costumbres de los espartanos" y
"Vida de Licurgo" nos da valiosa información acerca de la vida espartana
y sobre las leyes espartanas, y mucho de lo que hoy sabemos acerca de
los espartanos es gracias a él. Jenofonte (430 AEC-334 AEC), historiador
y filósofo que mandó a sus hijos a ser educados en Esparta, es otra
buena fuente de información, en su escrito "Constitución de los
Lacedemonios". Platón (427 AEC-347 AEC), en su conocida "República" nos
muestra su concepto de cómo ha de estar regido un estado superior,
enumerando muchas medidas que parecen directamente sacadas de Esparta,
pues en ella se inspiró.
Hoy en día nuestros adoctrinadores académicos enseñan vagamente que
Esparta era un estado militarista y brutal volcado completamente en el
poder, y cuyo sistema de educación y entrenamiento era muy duro. Nos
presentan a los espartanos, a grandes rasgos, como soldados eficientes,
toscos y descerebrados, a los que "sólo les interesaba la guerra". Esto
es un reflejo deliberadamente distorsionado de lo que realmente fueron, y
se debe principalmente a lo que nos han contado algunos atenienses
decadentes, aderezado con la mala fe de quienes manejan actualmente la
información, que pretenden tergiversar la Historia para servir a
intereses económicos y de otros tipos.
Los espartanos dejaron una huella espiritual indeleble. El simple
hecho de que aun hoy en día el adjetivo "espartano" designe cualidades
de dureza, severidad, tosquedad, resistencia, estoicismo y disciplina,
nos da una idea del enorme papel que cumplió Esparta. Fue mucho más que
un simple Estado: fue un arquetipo, fue la máxima exponente de la
doctrina guerrera. Tras la fachada perfecta de hombres aguerridos y
mujeres atléticas se escondía el pueblo más religioso, disciplinado y
ascético de toda Grecia, que cultivaba la sabiduría de un modo discreto y
lacónico, lejos del ajetreo y la chabacanería urbana que ya entonces
habían hecho su aparición.
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